¿Has oído mil y una maravillas sobre la dieta cetogénica, pero no puedes evitar que te invadan las dudas? ¿O quizás tienes tal cantidad de información nutricional contradictoria en la cabeza que quieres contrastar opiniones ajenas para cimentar la tuya propia? ¡Mi más sincera bienvenida! Este cursillo es para ti.
Ante todo, ya que creo firmemente que todos quienes nos dedicamos a pontificar sobre nutrición y salud deberíamos exponer nuestros sesgos y conflictos de interés, debo admitir que, afortunadamente, hace ya un montón de años que descubrí el keto y me obsesioné con aprenderlo todo sobre él. Y yo misma sigo una dieta cetogénica terapéutica, básicamente porque mi historial médico incluye una miríada de condiciones que mejoran sustancialmente gracias al keto: la prediabetes o resistencia a la insulina, el lupus (una enfermedad autoinmune crónica e incurable que curiosamente se curó), el síndrome de ovario poliquístico, la depresión, el sobrepeso y el propio cáncer. Y creo sinceramente que la dieta cetogénica me salvó la vida. Así que sí, confieso abiertamente que, aunque mi amor no es ciego en absoluto, soy una seguidora fiel.
Y mi objetivo es trasladarte de manera concisa el potencial de la dieta cetogénica como terapia, de la manera más sencilla, pero rigurosa y distendida posible. Ojalá te resulte tan fascinante como a mí.